El 6 de agosto de 1945 la vida de las personas de Hiroshima cambió para siempre. A las 8:15 de la mañana el avión de combate B-29 estadounidense, pilotado por el comandante Paul Tibbets, que lo bautizó como Enola Gay en honor a su madre despegó de la base aérea de la isla de Tilián, en el Pacífico, y puso rumbo a Japón.

La bomba fue lanzada cuando el avión sobrevolaba el centro de Hiroshima, a casi 9.500 metros de altura, y explotó cuando se encontraba a unos 600 metros del suelo, liberando una potencia destructora equivalente a 15.000 toneladas de TNT.

Esta bomba atómica fue apodada "Little Boy" y arrasó la ciudad japonesa por completo. La temperatura en el centro de la explosión alcanzó entre 3.000 y 4.000 ºC y la destrucción fue prácticamente total en un kilómetro y medio.

Aproximadamente, 80 mil personas murieron como consecuencia directa de la explosión, y otras 35 mil resultaron heridas. Por lo menos 60 mil personas más morirían antes de fin de año por los efectos de la lluvia radiactiva.

Tres días después, a las 11:02 de la mañana, otro bombardero B-29 modificado, bautizado "Bockscar", lanzó la segunda bomba atómica en la ciudad de Nagasaki en donde murieron al menos 50 mil personas.

La bomba bautizada como "Fat Man" desató una fuerza equivalente a 22 mil toneladas de TNT que destruyó todo en un radio de 40 kilómetros.

Ante la amenaza de una tercera bomba atómica el emperador de Japón Hirohito anunció la rendición incondicional de Japón, el 15 de agosto de 1945, dándole fin a la segunda guerra mundial.