El 13 de enero de este año, quedará grabado en nuestras mentes como uno de los momentos más caóticos de nuestra historia, cumplidos los 52 años de creación política y con un nuevo alcalde, desde las primeras horas las noticias y las redes anunciaban un enorme aniego de aguas servidas en la zona de Los Jardines. Semanas antes la presencia de enormes forados próximos a la estación Pirámide, hacían presagiar lo que se vendría en todo San Juan de Lurigancho.
Caóticos días han vivido gran parte de los vecinos de nuestros vecinos ( Foto: Julio Abanto, 2019)
Hace 50 años el agua circulaba libre, discurría por canales y puquiales como los de Caja de agua, 1960 (Colección IC Ruricancho)
Más de 2000 personas afectadas y un distrito sin servicio de agua desde hace más de 15 días. No era la primera vez, hace un par de años el fenómeno del Niño dejó durante cinco días sin el preciado líquido a casi todo Lima, días como para reflexionar del valor que tiene en nuestras vidas, pero parece que de esa lección no aprendimos nada. Debemos recordar que somos una ciudad que creció en el desierto y que estamos destinados a sufrir de ésta escases si en los siguientes años no revertimos la situación.
¿Cómo se inició este problema?, a inicios del año 2000, la empresa SEDAPAL, inició un proceso de cambio de tuberías del colector matriz, situado en toda lo largo de la avenida principal, debemos de entender que la Av. Próceres es como la columna vertebral de nuestro cuerpo, prácticamente recibe todas las descargas de esa gran cantidad de manzanas y urbanizaciones que conforman nuestro ámbito. En eso años la tubería se situadas a unos 4 metros de profundidad, esas enormes zanjas eran el mejor pretexto para conocer la estratigrafía antigua de nuestro suelo y desentrañar evidencias de sus antiguos habitantes, explorar sus cortes nos permitió reconocer fenómenos de fuertes lluvias que arrasaron con aldeas milenarias, pudimos comprobar como el distrito era atravesado por una red de acequias y lo poblado que fue esta parte del valle desde el pasado.
Zanjas para instalación del colector principal, av. Próceres de la independencia , 2000 (Foto: Julio Abanto)
Con la construcción del tren eléctrico se retiró, movió a un costado y esta matriz quedó a mayor profundidad quedando sujeta a grandes presiones, y es quizá esos criterios técnicos los causantes de estos desastrosos resultados.
¿Qué podemos aprender del pasado?, hace tres mil quinientos años nuestros ancestros iniciaron un trabajo de ingeniería para transportar y extender el recorrido del agua del rio hacia los costados del desierto cubriendo casi todo el abanico aluvial y las márgenes del valle.
Sistema de canales de riego en el valle de Lurigancho, década de 1970 (Fuente: ONERN: 1973)
Hace tres mil años captaron el agua de los humedales de Huachipa para irrigar Campoy y también lo hicieron desde el río para generar una red hídrica que llegaba hasta la Av. El Sol, tal como se aprecia en el cuadro de Cyrenius Hall quien a durante la segunda mitad del siglo XIX plasma parte de la campiña luriganchina, Lima era totalmente verde.
Impresionante cuadro de Cyrenius Hall, 1861 (Museo de Arte de Lima)
El agua es tan importante que los canales de riego marcaron el territorio de los curacazgos, fue tan importante conocer su ciclo que los antiguos habitantes construyeron centros ceremoniales para desde allí hacer observación astronómica y mediante un elaborado calendario agrícola rendir culto sus orígenes peregrinando a las altas montañas de Lima, peor también supieron conservarla en enormes reservorios. Siendo tan escaza la extrajeron hasta de la neblina acomodando gran cantidad de rocas en las quebradas de los cerros y buscándola excavando el subsuelo.
Hasta hace algunas décadas la zona de Campoy se abastecía de agua gracias a la napa freática (Colección IC-Ruricancho)
Durante la colonia, fue necesario generar juntas de regantes y como detallan los escritos de la época para evitar conflictos entre los parceleros y hacendados, fue necesario crear un tratado para regular su uso. Lima no sería lo que es sin el agua. Que hicimos mal, eliminar y dar un mal uso a los canales de riego que garantizaban alimentar el sub suelo, que garantizaba regar extensas áreas verdes. Primero, a nuestras acequias las convertimos en colectores de nuestros residuos luego los sepultamos y desde entonces volvimos transformar nuestro territorio en un desierto cubierto de cemento. Un triste final para tantos logros.
Tramo final del canal de Lurigancho en la zona de tres compuertas fíjese en el caudal y dimensión del canal. (Colección IC-Ruricancho)