larepublica.pe.- El excesivo tiempo que toma transportarse de la zona norte hacia el sur, o viceversa, por la vía de Evitamiento ha hecho que la ruta conocida como Pasamayito vaya cobrando más relevancia para los miles de pasajeros que se movilizan entre los distritos de Comas y San Juan de Lurigancho.
Una oportunidad de negocio que el empresario Víctor Silva vio en el 2013 como una vía alterna para los que requieren movilizarse entre dichos tramos de manera más rápida. Según cuenta, todo comenzó como un convenio para trasladar a los estudiantes de la Universidad Santo Domingo, sin embargo, tiempo después identificó que podía establecer una ruta de transporte para otro tipos de usuarios.
Fue así que comenzó con dos unidades habilitadas por dentro con asientos interprovinciales y que cubría la ruta San Juan de Lurigancho – Comas en apenas 40 minutos, casi dos horas menos que un transporte habitual ofrece.
Poco a poco el negocio siguió escalando debido a la gran demanda, por lo que con esfuerzo compraron más vehículos hasta llegar a ser lo que es hoy la empresa El Mandarino, que cuenta con alrededor de 120 autos con capacidad para 16 pasajeros. Con este tipo de movilidad se benefician un promedio de 15 a 20 mil usuarios por día, cada uno con un pasaje de 6 soles por viaje.
Al ver el gran éxito de Los Mandarinos, como lo llaman quienes toman sus servicios, un grupo de extorsionadores tuvo la desafortunada idea de contactarse con ellos para que, a base de amenazas, obtengan dinero fácil. La serie de hostigamientos comenzó el pasado mes de noviembre cuando uno de los delincuentes se comunicó con uno de los conductores para ofrecerle “servicios de protección” a cambio del pago de cupos.
Si bien en un inicio, los transportistas se negaron a entregar el dinero, la agresión en contra de dos de ellos, en los que les destrozaron a palazos sus unidades, los hizo entrar en pánico y accedieron a las presiones de los extorsionadores.
Uno de los implicados, identificado por sus cómplices con el nombre de Michael, creó un grupo de WhatsApp donde coordinaba con los choferes el cobro del dinero. En dicha plataforma las víctimas se quejaban ante este sujeto que a pesar de pagar el cupo para recibir seguridad, otras bandas criminales los seguían afectando, algo que el extorsionador dijo que solucionaría tiempo después.
Videos grabados por los propios conductores evidenciaban cómo a diario diferentes personas ligadas a Michael se acercaban a los paraderos iniciales para recibir los cupos de parte de los choferes, quienes se mantenían en el lugar a la espera que las unidades se llenen de pasajeros y así emprender el viaje.
Las ganas de querer más dinero mal habido hizo que los delincuentes compraran dos unidades similares a la de Los Mandarinos y luego obligaran a Víctor Silva a integrarlos a la asociación junto a los otros conductores para que también generen ingresos en Pasamayito, paralelo a sus actos de extorsión.
Estimaciones de la Policía Nacional aseguran que esta banda criminal amasó gran cantidad de dinero en los siete meses que duró extorsión, teniendo en cuenta que se cobraban cinco soles por cada salida de un vehículo.
Según uno de los choferes, cada auto de El Mandarino puede hacer cuatro vueltas al día, es decir, viaje de ida y vuelta. En cálculos, al mes se embolsillaban cerca de 12 mil 800 soles mensuales y desde noviembre hasta su captura 89 600 soles, señala un informe de Punto Final.
Pero fue la ambición de este grupo delincuencial que terminó por hundir a parte de sus integrantes cuando agentes de la PNP los capturaron a fines del mes de mayo al interior de un concurrido centro comercial. Se trataba de Edgar Torres Hinojosa y Jeiner Eglerquille Rafael, sometidos a interrogatorios sobre su ilícita actividad y las personas que operaban junto a ellos.
Ellos habían pactado la reunión con los choferes con el fin de recibir el pago de 10 mil soles en efectivo para que puedan seguir brindando los “servicios de seguridad”. Ahora cobrarían ese monto cada cuatro meses para que los dejen seguir operando en la ruta del Pasamayito.
Los transportistas esperan que tras la captura de los extorsionadores se pueda detener a los otros integrantes y acabar con las amenazas que los afecta en su actividad diaria, pues no saben si en cualquier momento su integridad será vulnerada por estos delincuentes.