En medio de la tragedia, la heroica historia de este trabajador en Larcomar nos devuelve la esperanza
Carlos es un trabajador, igual que las cuatro víctimas mortales del incendio. Cumplió con su horario de trabajo cuando debió huir para salvar su vida y realizó horas extras sin esperar un pago en su boleta. ¿Cuánto vale un héroe?
jueves, 17 de noviembre de 2016 - 4209 vistas
Utero.pe.- Cuatro trabajadores del cine UVK fallecieron en el incendio de Larcomar. Todavía hay un número indefinido de desaparecidos. Hubo factores que permitieron que esta tragedia no enlutara a más familias. El horario fue uno de ellos. Otro, la presencia de héroes como Carlos Vásquez Salazar, el trabajador que empezó a luchar contra el incendio antes de la llegada de los bomberos y que se quedó junto a ellos hasta que ninguna ceniza fuera capaz de revivir. Este útero conversó con él.
Carlos Vásquez tiene 41 años, dos hijos y vive en Los Olivos. El día del incendio llegó a las 9 de la mañana a la discoteca Gótica, donde trabaja desde hace 16 años como jefe de mantenimiento. Su labor transcurría de lo más normal hasta la media hora, cuando inició el día más duro de su vida.
“Estaba revisando los equipos para un evento, y entonces vi que en la puerta 10 del cine estaban arrojando polvo de extintor. Pensé que estaban jugando, así que me acerqué para reclamar. Cuando abrí la puerta, vi el fuego por toda la sala. Las butacas se estaban quemando cual película de terror”.
Vásquez corrió por unos extintores, pero fueron insuficientes. Jaló la manguera de la discoteca, que colinda con el cine, pero esta solo llegaba hasta la puerta de la sala. Desde allí lanzó todo el agua que pudo. El ruido de una explosión alertó al personal de Larcomar para obligar a todos a evacuar.
“Mi jefe y mis compañeros se asustaron por el ruido y el fuego. Dijeron que esto ya no era para nosotros. Yo solo pedía más mangueras para llegar más al fondo. Dentro de mí sabía que en las oficinas había gente”.
Vásquez fue obligado a retirarse, pero dejó la llave del grifo abierta. La idea de que el agua corriera para impedir que las llamas avanzaran era su último intento.
Cuando los bomberos llegaron, Vásquez les ofreció su ayuda. Él conocía el lugar. Los hombres de rojo se negaron: no querían comprometer su seguridad. Carlos buscó al comandante a cargo, y cuando lo halló, le dijo mirándole a los ojos:
“Yo conozco Larcomar. Trabajo aquí hace 16 años. Sé dónde empezó el incendio. Sé por dónde entrar y de dónde sacar agua. Déjeme bajar con ustedes”.
El comandante accedió a regañadientes. Vásquez subió y bajó 15 veces las escaleras de los 5 niveles para guiar a más bomberos. Se quedó con ellos hasta apagar el incendio. Ese día no almorzó. A las seis de la tarde recién pudo partir a casa. Oliendo a humo y tosiendo.
“No podía irme. Esta es mi segunda casa. Yo quería llegar al fondo. A mí me latía que había gente encerrada en las oficinas. Te juro que si hubiera podido hacer más, lo hubiera hecho. Para mí la vida humana es muy valiosa. Si tú me dices ‘tienes que trabajar medio año gratis para que esto (un incendio) no pase’, yo lo hago”.
Por Andy Livise para Utero.pe
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