Identificada y recuperada el 23 de agosto de 2016 durante los trabajos de construcción de la red de distribución de Gas Natural en el A.H Canto Chico en el distrito de San Juan de Lurigancho.
Se encontró y excavó el entierro de una mujer adulta de aproximadamente 25 a 35 años, cuyo cuerpo estaba acompañado por el esqueleto de un pequeño niño de no más de 3 años de edad. Ambos cuerpos se encontraban recostados sobre su lado izquierdo, la aparente posición de los brazos de la madre da la impresión de que habría sido enterrada abrazando al pequeño niño.
Los análisis bioarqueológicos aplicados a ambos cuerpos nos indican que ambos sufrieron de anemia, esto es muy común en las poblaciones sedentarias y agrícolas prehispánicas por su escaso acceso a la proteína animal, rica en hierro. La falta de consumo de esta proteína por periodos mayores a 6 meses produce anemia.
Este estado produce una deficiencia en la lactancia materna que influye directamente sobre el crecimiento y desarrollo del infante, en algunos casos llevándolo hasta su deceso.
Junto al cuerpo de la madre se identificó mates de calabaza, una espada de tejedor elaborada en hueso con decoraciones circulares en bajo relieve y dos prendedores o agujas de hueso.
El entierro pertenecería al periodo Horizonte Tardío (1470 a 1532 d.C) y estaría asociado al curacazgo de Ruricancho.
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