El diario Perú 21 realiza una entrevista a uno de los recordados grupos de punk rock de San Juan de Lurigancho, escrito por Oscar Flores
lunes, 8 de agosto de 2016 - 18594 vistas
Peru21.com.-“Desakuerdo se formó en la calle”, recuerda Omar Martel Guevara, vocalista de esta agrupación punk rock. La banda se fundó a fines del 1999 y dieron su primera presentación en marzo del 2000, en el Centro de Lima. En sus 17 años de existencia, han editado tres demos y un disco oficial al que titularon Rock n roll enfermo. Fueron parte del movimiento Anarkopunk pero dieron un paso al costado debido a que no encajaban con las propuestas “radicales” y “sectoristas” de esa agrupación contracultural.
“Me decían que no tocara junto a las bandas de ‘rock comercial’ y si sacaba un disco original no era un verdadero punk”, dice Omar, tras afirmar que Desakuerdo rechaza la imposición. Este grupo además lo integran Boris Reyes en la batería y Cristina Barreno, ‘Tina Crisis’, en el bajo. Desakuerdo afirma que el punk rock tiene futuro, pero antes se tiene que desterrar las divisiones y la hipocresía. Actualmente tocan junto a amigos que profesan el anarquismo, al margen de las diferencias.
¿Cómo se creó la banda?
Nos conocimos en la calle y empezamos a tocar con guitarras acústicas a fines de 1999. Cuadramos dos temas y acudimos a una sala de ensayo sin baterista, en marzo del 2000. Había actitud y espíritu, eso era lo más importante, el resto vino solo. Ese mismo año tuvimos nuestra primera presentación en el Centro de Lima.
¿Por qué Desakuerdo?
Aparentemente éramos una banda de protesta, incluso estábamos en desacuerdo con la movida subte de aquella época. Recuerdo que trataba de entender las letras de las canciones de las agrupaciones de punk de esa época, pero solo escuchaba bulla, gritos, cosas que no lograba entender. Entonces, estaba en desacuerdo con esa forma de decir las cosas, en contra de lo que no se entiende. Incluso a la hora de buscar el nombre para la banda todos estábamos en desacuerdo, así nació todo.
¿Cómo fueron los inicios?
La banda empezó a tocar con Óscar Delgado en la batería, Luis Mena en el bajo, y yo en la guitarra eléctrica. Estuvimos hasta el 2003, pues el batero se fue a Brasil. Luego llamamos a César ‘Burro’ (quien tocó en Dispaurenia y DHK), quien en ese entonces era uno de los líderes de los punks. Él solo duró un año y se fue, después se marchó Mena, pues no era muy allegado a la movida subte. En el 2004 jalé a Juan Carlos ‘Kisifur’, quien tocaba en el grupo punk rock Escupe. Aceptó tocar el bajo, pero se marchó en el 2006. Posteriormente, ingresó como batero Arnaldo Huiman, de la banda punk rock Los Ovarios, y como él tenía un programa en una radio de San Juan de Lurigancho, empezamos a movernos por ese distrito.
Claro, tocaron en el bar El Cuervo…
(Risas)… Éramos caseritos de El Cuervo, ese local de mala muerte que quedaba en el paradero 8 de la avenida Canto Grande. Estuvimos así hasta que se fue ‘Kisifur’, pues faltaba mucho a los ensayos; era muy distraído, vivía en su mundo. Luego ya no tuvimos continuismo. Entre el 2006 y 2008 tocamos con dos chibolos que siempre iban a los conciertos y a los ensayos de la banda. Si bien eran empeñosos, el punk rock no era lo suyo. Pese a ello, estuvieron con nosotros durante un año. Luego tuvimos un receso y pensé que todo había acabado.
Pero volviste…
Sí, en un concierto tributo a Eutanasia, realizado en el 2010 en el jirón Quilca. Allí me reencontré con el primer bajista de Desakuerdo, Luis Mena. Charlamos y me dijo que quería volver a tocar y si podíamos rearmar la banda. Me empilé y luego volvió Arnaldo Huiman. Empezamos a tocar más seguido, siempre como trio. Armé algunos eventos, pero no llegamos a grabar nada…
¿Hasta ese momento cuantos demos tenían?
Solo dos. En el 2002 grabamos durante una hora el primer demo Todo es mentira. Salió en formato casete y en disco CD Princo de El Hueco. Todo era full fotocopia. Lo sacamos en Lince con el apoyo de Miguel Ángel Samamé, hoy conocido como el ‘Gustavo Cerati peruano’. Nos costó S/60. El otro demo Así me siento bien salió en el 2007. Esa maqueta lo hicimos en dos horas y nos costó 150 dólares. La mezcla se hizo el mismo día y salió también en CD Princo. Posteriormente, como Mena y Huiman no querían grabar nada, produje solo el tercer demo de Desakuerdo, que se llamó Sentimiento antiautoridad. Lo armé con material reciclado. Tenía un programa de audio en la computadora y mezcle el bajo y las baterías secuenciadas, los cuadré y luego grabe otras melodías de bajo, guitarra y añadí mi voz. Salieron 18 canciones en seis meses, solo me costó amor y paciencia.
Nuevamente te quedaste solo…
Mena y Huiman siguieron hasta el 2013, pero como no había ningún tipo de compromiso, se fueron casi al mismo tiempo. Recuerdo que en otro concierto de Eutanasia, Mena se desapareció, nos dejó plantado, luego pasó algo similar con el baterista, entonces dije: “ya no más, esto no va más”. Al año siguiente convoqué a Boris Reyes en la batería y a Cristina Barreno, más conocida como ‘Tina Crisis’, en el bajo. Ella ha tocado en Kromosoma y actualmente lo hace en Delirios Kronikos. También ha colaborado con Kimba Vilis (exintegrante de Leusemia)…
En el 2015 sacaron su último disco: Rock n roll enfermo
…Cuando comencé con Tina y Boris les expliqué las razones por las que se fueron los antiguos integrantes. Entonces, acordamos en sacar algo serio, un disco bien hecho, un material que diga que la banda está haciendo algo, pero algo de verdad. Los tres metimos las manos a los bolsillos y lo hicimos. Grabamos durante diez meses, sesión por sesión, de forma profesional. El disco costo S/1,500, que es bastante para una banda subterránea.
¿El rock está enfermo?
A mí siempre me han dicho que el rocanrolero debe ser un enfermo, un inmaduro, un cochino, un vicioso, cosas malas… hasta mi propio padre me advirtió que priorice la universidad a estudiar música. “Si eres rockero te convertirás en un fumón”, me decía. Todo esto piensa, generalmente, la sociedad. ¡Ahh, rockero!, entonces no se baña, es un enfermo… Para ellos, una persona madura no puede hacer este tipo de música. Por eso lo llamé ‘Rock n rol enfermo’… Si el rock es un vicio, entonces soy un vicioso; si el rock es una enfermedad, entonces estoy enfermo. Sabes, uno nace con esto y no lo voy a dejar.
¿Pertenecieron al movimiento Anarkopunk?
Empezamos a tocar con los Anarkopunk, pero como mi música no era tan bullera como la de ellos, entonces nos empezaron a llamar para tocar en eventos que eran más abiertos, que tenían más convocatoria y, claro, auspiciadores. Esto no les gustó a los que dirigían ese movimiento. Creo que a raíz de eso César ‘Burro’, quien en ese entonces era un chibolo, se fue de Desakuerdo. Seguro quiso quedar bien con los Anarkopunk. Solo me dijo que ya no podía seguir. En ese tiempo, Ricky ‘Morgue’ de la agrupación anarkopunk Generación Perdida fue uno de los pocos que conversó conmigo y me reveló que nosotros no podíamos seguir tocando con ellos, pero que la amistad perduraba. Cuando pasó el tiempo me confesó que fueron muy cerrados. Fue un movimiento que tuvo pegada… El anarkopunk eran un movimiento fuerte, pero lamentablemente se sectorizó. Recuerdo que el líder de ellos, un punk anarquista, dijo: “somos un movimiento político de ruptura y por ello no tocamos en conciertos que no sean autogestionados”. Incluso en sus eventos no vendían bebidas alcohólicas pues decían que eso no traía nada bueno… querían romper con todo, pero se les fue de las manos. Hoy César es cantante de DHK y somos amigos pues hay veces que colabora con Desakuerdo.
¿Me contabas que hubo una división?
Exacto, por un lado estaban ‘los políticos’, quienes decían ser anarkopunk, y los ‘destroy’ (punkekes que solo querían pasarla bien, es decir, juerguear y beber alcohol). Hubo ‘paltas’ (malentendidos). Pensaron que tenían la verdad absoluta, pues decían: “nos vamos a deslindar de todo y el que no piensa como nosotros no es de nosotros”. Fueron muy radicales. Expulsaron a los ‘destroy’, pues decían que ellos no iban a ayudar al “cambio social”. Ellos rechazaban todo “lo comercial”, pero qué era “lo comercial”, era todo lo que estaba fuera de su espacio.
¿Cómo veías al movimiento Anarkopunk? ¿Qué tanto iban contra el sistema?
Tenían proyección en el sentido que había convocatoria, jalaban chibolos que recién bajaban al jirón Quilca. Sus tocadas eran en el Salón Imperial y se llenaban. Hasta que vino la división. Al final, los anarkopunk se extinguieron, hoy dicen que son ‘punks de las calles’, pero siguen con esa mentalidad de no tocar en eventos disque “comerciales”.
¿Tú música es comercial?
No del todo, nunca mencioné que soy anarquista, yo solo canto lo que siento, lo que se me ocurre. Si hay algo que criticar, lo hago, no me hago problemas.
¿Qué rechaza Desakuerdo?
Rechazamos la imposición o cuando te dicen “debes de hacer esto” o cuando afirman eso que “si no haces ruido no eres punk” o “si sacas un disco original, no eres punk”. También cuando dicen: “Si cantas algo melódico o tienes presencia, tampoco eres subterráneo punk”. “Si no cantas contra el sistema tampoco…”, todo esto me enfada.
¿Todo eso dañó al punk local?
El dicho es “hazlo tú mismo”, no “hazlo como mierda salga”, los anarkopunk confundieron las cosas. Ellos dicen que tienen un mensaje, pero cuando vas a sus tocadas solo escuchas bulla, entonces el mensaje no sirve si no llega al público. Si tienes los medios para sonar mejor, aprovéchalo. Eso no quiere decir que dejes de ser tú mismo. Si hace diez años solo sabía tocar quintas, pero aprendí y ahora se tocar séptimas, eso no quiere decir que te hayas desviado del espíritu punk. Estas son taras que han hecho mucho daño al movimiento punk limeño.
¿El anarkopunk se autoeliminó?
Se autolimitaron y al final todo llegó a su fin. Lo que queda hoy son unos patas que visten como punks y que dicen que son “solo punk, nada más”. Atrás quedó ese ideal anarquista y radical.
¿Cuándo sacaste tu último disco qué te dijeron?
Que por qué he gastado tanto dinero en este disco. Donde está la esencia subte, eso me dijeron. Saca tus conclusiones… O sea, está mal si quieres mejorar tu sonido, si quieres sonar bien. O sea, solo grupos extranjeros pueden sonar bien y nosotros no. Otro tipo me dijo: “¿por qué disco original? ¿Quieres acaso fama?” Todo esto es un mal ejemplo para las bandas nuevas que vienen.
¿Ser antisistema fue una pose?
Sí, pues todos estos reclamos me lo decían tomando una cerveza Pilsen, que es una empresa ultra capitalista. Últimamente ya no me invitan a sus tocadas, pero yo sigo haciendo conciertos con Ekidad y DHK, tengo muy buenas relaciones con ellos. ¿Cómo ves el movimiento subterráneo en Lima? Todavía lo veo cerrado y pese a que han reconocido los errores del pasado, aún se respira ese aire hediondo de antaño. El otro día tocamos en Los Olivos, en un festival – yo no tengo reparos en tocar en esos eventos – y me dijeron exanarcopunks: “¿por qué has tocado allí? ¿Cuánto te han pagado?”… Entiendes, hasta ahora me reclaman. Les respondí que no tengo que pedirle permiso a nadie, que toco en donde yo quiera. Como ves todavía quedan esos pensamientos obsoletos.
¿Qué se debe hacer para que el punk rock local crezca?
Olvidar el sectarismo, hacer críticas constructivas. El rock no es un género para idiotizar, sino uno para construir, para denunciar los problemas sociales… Si no hay medios en donde puedas difundir tu música, créalos tú mismo, no te pongas barreras. Si tienes tu banda, toca lo básico para que te entiendan. Si puedes llegar a tocar en un espacio grande o como dicen “comercial”, pues hazlo y difunde tu mensaje. No vas a dejar de ser tú al tocar con bandas que no piensan como tú. Si toda tu vida vas a tocar para tus 20 amigos que siempre te aplauden, entonces tu música no tiene sentido, ya que no trasciende. Da tu mensaje al público que no necesariamente te va aplaudir, al que te va a cuestionar para que haya un debate.
¿Has tocado junto a bandas de rock gótico y de metal?
Yo no le cierro la puerta a nadie. Se trata de compartir, de ayudarnos mutuamente. Las veces que nos han invitado, hemos ido. Si bien hemos sido el lunar, es gratificante que nos hayan considerado. Pero esta división entre punks, góticos y metaleros solo se da en Lima, pues en provincia es distinto.
¿Qué opinas del happy punk?
Nunca me ha gustado ese estilo. Esa música parece Arena Hash pero con más revoluciones, es lo mismo solo más rápido, es pop acelerado. Pero en cuestión de lírica no hay nada… Este estilo ganó espacio cuando el anarkopunk se dividió y se sectorizó, cuando perdió fuerza. Entonces, los ‘pulpines’ de ese entonces, encontraron un espacio en los eventos happy punk. Su auge fue entre el 2002 y 2003, todo coincide. Esa gente que no fue bienvenida, se largó a otro lugar y se encontraron con bandas con buena infraestructura y con buen sonido, lo vieron más atractivo, un ambiente en donde la podían pasar bien.
¿Qué te parece esas bandas de rock tipo Arena Hash? ¿No tuvieron actitud?
Tuvieron temor al enfrentamiento, al veto. Esas bandas se mantuvieron cómodas en sus sitios. Ninguna de ellas denunció los problemas sociales en sus letras. La única canción fuerte que escuche fue la canción Las torres de Los Nosequién y los Nosecuantos, y tuvieron éxito. Eso demostró que las personas estaban dispuestas a escuchar nuevas propuestas. Fue la única canción comercial que provocó reacción.
¿El punk subterráneo tiene futuro?
Creo que sí, pero depende de ellos mismos, que se unan más, que destierren esos tabús que no suman en nada. Que se olviden de frases como ‘“si tocas en un concierto que no es autogestionado no eres punk”. Hoy bandas como La Polla Records y Violadores tocan en conciertos masivos y no lo hacen gratis. Basta de hipocresía. Si puedes alcanzar el éxito, adelante, solo debes de confiar en ti mismo.
Foto: Peru 21, Banda punk rock Desakuerdo: "El rock and roll está enfermo" (USI)
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