Cuando uno piensa en París: Los Cines I
Las salas no tenían un solo juego de video ni música ensordecedora, sino que había estantes con libros y revistas, máquinas de café y sillones para que disfrutes de alguna lectura hasta que empezara tu película.(Foto: Inventa Play)
domingo, 13 de mayo de 2018 - 6968 vistas
Cuando uno piensa en París, la primera imagen que aparece es la Torre Eiffel, quizá algunas calles antiguas y, por supuesto, el infaltable baguette sobresaliendo de la bolsa de compras. Algunos amantes de la moda pensarán en ropa y zapatos de conocidos diseñadores o en perfumes carísimos. Pero París tiene muchísimo más que ofrecer y, como estudiante, lo que más me ha impresionado es la oferta académica y cultural que ofrece la ciudad luz.
Sala de espera. Cine MK2, Paris.
Los cines me impresionaron muchísimo ya que eran muy diferentes a los que Lima me había acostumbrado. Recuerdo la primera vez que conocí un cine parisino, me encontraba paseando y no quería entrar ya que me dolía la cabeza y quería un poco de tranquilidad. Sin embargo, quedé gratamente sorprendida. Las salas no tenían un solo juego de video ni música ensordecedora, sino que había estantes con libros y revistas, máquinas de café y sillones para que disfrutes de alguna lectura hasta que empezara tu película. Cuando visité el cine de la Biblioteca Nacional de Francia, el panorama no cambió mucho. Había una librería en la que podías comprar libros y películas, algunos objetos de recuerdo o de colección, y una máquina de dulces, bebidas y pop-corn (cuyo precio no es tan exorbitante como en Lima). Al ingresar a la sala encuentras butacas distribuidas por los pasillos para que puedas esperar, pero nada de bulla ni música, más se parecían a las bibliotecas limeñas: vacías y silenciosas.
Librería. Cine MK2, Paris.
En cuanto a los precios, un billete te cuesta entre 7 y 13 euros y precio del billete incluye un impuesto especial, la TSA[1], que sirve para luchar contra la hegemonía de películas americanas y proteger el cine francés. Este impuesto va hacia el CNC[2], Centro Nacional de la Cinematografía y de la Imagen Animada, el cual ofrece subvenciones para ayudar a la escritura o la realización de una película y a la modernización de las salas y equipos. Por ello es que hay mucha producción nacional y de muy buena calidad y por ello también son muy pocas las películas americanas que aparecen en cartelera.
Y pensar que la producción del cine peruano está supeditada al financiamiento de empresas privadas, lo cual obliga que la película prometa batir récords de asistencia. Esto condiciona las temáticas que se pueden abordar, el género de película que se van a rodar (en nuestro país impera la comedia) y, por supuesto, a los actores que se contratan; mientras más conocidos y mediáticos sean, mejor. Además, el costo de los billetes de entrada es muy alto en relación con el sueldo mínimo, lo cual promueve la piratería. En Francia, un DVD te cuesta mucho más caro que ir al cine (por el precio de un DVD entran dos personas al cine), la piratería es castigada severamente y se promueve la producción nacional al subvencionar guiones (que no pueden ser cualquier cosa) e incluso la realización de la película. Tenemos un largo camino por recorrer.
Para muestra, un botón.
Geremiss Martínez Palomino
Master Population & Développement
Université Paris Descartes - France
[1] Taxe Spéciale Additionnelle, en sus siglas en francés.
[2] Centre Nationale de la Cinématographie et de l’Image Animée, en sus siglas en francés.
Foto portada: Inventa Play - Semana del cine francés en Montenegro - San Juan de Lurigancho
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